El huevo de Brunelleschi 27/12 2012

 

Habiendo vuelto el almirante Cristobal Colón de las Indias dejando atrás su vida anónima y siendo ahora virrey de tierras lejanas, podía codearse con la jet set española.

En una comida con lo más destacado de la nobleza hispana, el fanfarrón de turno (ya sabemos que siempre hay uno de estos, ya sea por español, o por rico, o por ambas cosas o por ninguna) le dijo que lo de descubrir el nuevo camino era cuestión de tiempo, y que si no hubiera sido él, hubiera sido algún bravo español de los que abundaban con espíritu aventurero.

Colón era una persona culta, y antes de insultarse por tal desprestigio, dejo volar su imaginación a un siglo antes.

Florencia, corría el año de 1419 cuando se decide sacar a concurso el diseño de la catedral de Santa Maria dei Fiore. Un arquitecto destaca por encima de todos, Lorenzo Ghiberti, autor de las puertas del baptisterio (que está justo en frente). A este concurso acude un joven originario de Florencia, Filippo Brunelleschi, por entonces desconocido, con una propuesta muy arriesgada, presentando la cúpula más grande y por tanto más pesada... Algo imposible para la época.

El jurado, por curiosidad, cita al joven arquitecto para que explique qué técnica pretende utilizar para construir semejante mostrenco, pero Brunelleschi responde diciendo que no rebelará sus secretos, y propone que la mejor manera de elegir al futuro arquitecto de la cúpula debería ser quien demuestre su destreza poniendo un huevo de pie sobre una mesa de mármol.

Se aceptó el reto, por original supongo, y todos los maestros pasaron intentando poner el huevo en pie sin ningún éxito, hasta que le llego el turno a Brunelleschi, que de un golpe dejo el huevo en pie. El resto de participantes protestó airadamente, diciendo que cualquiera de ellos podría haber hecho lo mismo, y el joven florentino respondió que también podrían hacer construido su cúpula si hubieran visto el modelo como le pedían.

Brunelleschi construyo la cúpula que hoy en día se sigue estudiando como un verdadero hito en la arquitectura, y Colón dejo a todos callados al rememorar la anécdota que posteriormente pasaría a ser conocida como “el huevo de Colón”.